El amor es sorprendentemente fácil de definir. Aunque a menudo parece indescriptible, existen emociones y características universales que lo representan en todas sus formas.
La definición del amor
Comencemos con la explicación más simple, una definición lo suficientemente científica como para sostenerse por sí sola:
El amor es un afecto profundo, tierno y apasionado hacia otra persona, frecuentemente entrelazado con la atracción sexual. También es un sentimiento intenso y profundo de aprecio o cariño por alguien. Implica valorar a esa persona y considerarla especial. El amor no siempre tiene un contexto romántico; también puede ser una fuerte afinidad por algo o alguien. Existen innumerables formas de interpretar el amor, ya sea como verbo o como sustantivo.
Sin embargo, explicar el amor no es tarea sencilla. Es una de las emociones más poderosas que experimentamos como seres humanos. Es la contraparte del odio, otra emoción profundamente intensa. Cuando estarías dispuesto a hacer cualquier cosa por alguien, probablemente sea porque sientes amor por esa persona.
Hay muchos tipos de conexiones fuertes que puedes tener con otros, y todas pueden llamarse amor. El amor hacia tus padres no es el mismo que el amor hacia un amigo cercano o una pareja romántica. Incluso puedes desarrollar un vínculo emocional profundo con una mascota, como tu perro. Esto también es amor, pero no amor romántico.
¿De dónde “viene” el amor?
La primera referencia al amor en la Biblia no es romántica, sino de amor paternal (Génesis 22). Cuando nace un hijo, la reacción inmediata de los padres hacia ese pequeño ser que antes no existía suele ser: “Haría cualquier cosa por ti”. En el amor, la acción es la manifestación del sentimiento. Por eso escuchamos frases como: “No estás actuando como si me amaras”. En el fondo, sabemos que el amor no es solo una emoción; es una emoción que se transforma en acción.
El amor entre las personas es inherentemente relacional. Claro, puedes amar cosas que no corresponden ese amor, como el cielo, una montaña, una pintura o una partida de ajedrez. Pero el amor hacia otras personas tiene un objetivo: hay un amante y un ser amado. El amor no existe simplemente; es por alguien. El verdadero amor nunca se trata únicamente de los sentimientos del amante; no es egoísta. Se demuestra cuando alguien cree en otra persona y lo expresa con acciones.
Un claro ejemplo de esto se encuentra en la película El violinista en el tejado, cuando Tevye le pregunta a Golde si lo ama después de 25 años de matrimonio. Su respuesta sarcástica resume el punto:
“Durante 25 años, he lavado tu ropa,
Cocinado tus comidas, limpiado la casa,
Criado a tus hijos, ordeñado tu vaca…
Si eso no es amor, ¿entonces qué es?”
Por supuesto, es posible hacer muchas cosas por alguien sin sentir amor. El amor no se trata de convertirse en un trabajador contratado, ni de cumplir fríamente con un deber sin espíritu. Sin embargo, tampoco es una pasión expresada cruelmente o no expresada en absoluto. Los sentimientos y las acciones deben unirse.
Tendríamos una visión más saludable del amor si lo entendiéramos, como el amor paternal o platónico, como un sentimiento que se expresa a través de acciones. Lo que realmente sentimos se refleja en lo que hacemos. Aunque la poesía pueda deslumbrar y la pasión arda intensamente, la belleza más profunda del amor radica en cómo transforma vidas.
Fuentes:
- [We Are Defining Love the Wrong Way | Time]
- [LOVE Definition & Usage Examples | Dictionary.com